domingo, diciembre 05, 2004

Desde que te tengo sé tener




Sacas lo mejor que hay en mí.
Es así, simple, difícil de hacer solo,
subido a esta silla,
a este mundo sin aire.

Sacas lo mejor, lo implícito,
lo ceñido al corazón que cuelga dentro de mí:
letras, lentitudes, pausas, comienzos,
me haces ojos pluma,
sacas de la curva columna de mi espalda troncos de árbol,
raíces que dibujan mis costillas,
hojas que se pintan por mi cuerpo.

Callejeas por mi cabeza a pasos repetidos,
haciendo sonar tu paraguas libélula en la bajada de mi nuca.

Haces sin hacer y me haces.
Me sumas, multiplicas, me vuelas sobre el mar
con la cordura del que es cuerdo solamente
cuando quiere.

Tengo los brazos más largos desde que te tengo,
desde que el despertar mañanas coge las agujas
con los dedos del reloj.
Enlazados los tallos abrazo en torno a tu cuerpo dormido.

Desde que te tengo sé tener.



Estelle Talavera Baudet
(A Niko, por estos 12 años con su paraguas libélula en la bajada de mi nuca)

Cuidar una Vida


Hay que tener cuidado.
La servilleta en la comisura del labio.
El abrillantador de almas.

Tomar medidas.
Medir, al milímetro, proporciones.
Los zapatos por si llueve.
La sombrilla lluvia y sol.
La carcasa.
El tapón de la botella.
Procurar que el mar no se desborde del mundo.
Tener mucha cautela, medir profundidades.
Alternar día festivo con trabajo.
Conseguir no morir, no huir, dormir un poco.

Conseguir que tú, conmigo, estés a gusto.
Conseguir enseres, conseguir refugio.
Conseguir tener escamas en el cuerpo.
No quemarse los dedos.
Caminar calzado, vacunado.
De la mano de alguien.
Un río particular, una barca.
Un salvamento sin naufragio.
Un camino sin charcos.

Conseguir estar aquí en este momento.
Controlar tempestades.
Domar temperamento.
Cantar, despertar voces, alientos.
Domesticar al incauto.

Conseguir estar aquí en este momento.
Contigo.


(1º Premio "La Mano", Granvalparaíso, Chile)


Estelle Talavera Baudet

Coger al mundo por los pies



Calzada.
Vías de tren.
Arcén.
Escalera.
La entrada espectacular y desesperada de un casino luminoso,
acera, adoquín, piedras unidas por asfalto.
Tendido eléctrico, ondas de radio,
chips, chops, ordenador parlante,
interlocutor sin tímpanos y con cables a su espalda, penas indoloras.

Y en medio: una fina línea. Una simple y fina línea azul que nadie ve.

Si al mundo se le cogiese por los pies,
cabeza abajo, la línea dividiría el cielo mar del mar cielo,
la misma y simple línea horizonte.
Si se le cogiese por los pies, ay, si se le diese la vuelta,
los brazos serían barcos, los pájaros moluscos,
la piel piedra musgosa, el alga pegajosa una amapola de tentáculo.
La palabra una burbuja, la sal el polen.
El aire corriente.
Los bancos de peces bancos de sentar.
Los casinos banquetes de tiburón.
Los tiburones de doble dentadura, tú y yo.

Si se le diese la vuelta a todo,
ay, si se le diese la vuelta,
el mundo bajo agua se desharía en oxidado.
Si se le diese la vuelta,
quién sabe qué nadar inventaríamos.
Quién sabe qué ahogar, qué diálogos, qué ondas, qué tono de luz.
Quién sabe qué clase de amor pez, roce medusa, abrazo pulpo,
erizo de aire,volátil caminar, patoso nadar.
Quién sabe cómo sería el clavo, el clavar, el lento dar, el ágil quitar.
El resbalar de los cuerpos por todos los edificios bajo mar,
por las inmensas y vacías oficinas, tiendas, circos, cárceles, calles sin oxígeno,
cucharas, cuchillos, ventanas que, bajo agua, da igual abrir que cerrar.

Quién sabe.

(Publicado en Revista Cultural "Tinta")


Estelle Talavera Baudet